Se trata de un parvovirus muy contagioso que se transmite a través de los fluidos corporales (orina, heces, saliva…), así como por contacto humano, aunque no es contagiosa para nosotros.
El hurón puede ser portador asintomático, pues la enfermedad tiene una fase latente en la que no se aprecian síntomas. La enfermedad consiste en una infección persistente que provoca un aumento de los anticuerpos.
Algunos síntomas son el fallo renal, pérdida de peso, esplenomegalia (agrandamiento del bazo), síntomas neurológicos, debilidad en las patas traseras, sangre en las heces y anemia.
No existe un tratamiento para esta enfermedad, por lo que la salud del hurón se deteriora hasta que, normalmente, fallece al cabo de un par de meses. Una vez detectada la enfermedad sólo podemos tratar los síntomas para mejorar la vida del hurón el tiempo que le quede.