Consiste en una inflamación de las membranas de la mucosa del intestino, de origen vírico y muy contagiosa. El organismo del hurón no es capaz de absorber adecuadamente el agua y la comida, por lo que existe riesgo de deshidratación.
La enfermedad podrá durar varios días o incluso meses. No hay cura, sólo se pueden tratar los síntomas, proporcionando una dieta especial e hidratando al hurón, y suministrar antibióticos para evitar infecciones secundarias.
Los síntomas que podremos apreciar son diarreas amarillentas o verdosas, heces alpistadas, letargia, úlceras en boca y estómago, deshidratación, perdida importante de peso y vómitos.
Existen hurones portadores asintomáticos de ECE, especialmente bebés, por lo que un dueño no sabrá nunca que su hurón es portador del virus. La enfermedad para él no será peligrosa, pues no desarrolla síntomas, pero sí es contagioso.
Un hurón que haya padecido esta enfermedad puede contagiarla incluso un año después de haberla padecido, por lo que es importante que si nuestro hurón ha padecido esta enfermedad, no lo llevemos a quedadas ni lo pongamos en contacto con otros hurones, pues sería exponer a hurones sanos.
Una vez que un hurón ha padecido ECE se vuelve inmune a esa cepa del virus, que no a otras.